martes, 18 de marzo de 2014

"Las corridas de toros son un arte" 


El arte es un proceso de creación y

construcción, que da vida, no la quita.
Como interpretación de una
representación mental, algunos autores
han definido al toreo como seductor, en
tanto niega lo absurdo y trágico de la
muerte humana, trascendiendo y
humillando la animalidad del toro. Para
Hilda Salmerón, el toro le recuerda al
hombre la angustia por lo limitado de su
naturaleza animal, y se proyecta en
una superioridad simulada ideando
instrumentos de tortura y lidiando al toro
con ellas a través de las
diferentes suertes o lances de la corrida.
Con ello, el torero representa la
trascendencia a su propia condición
mortal, a su propia condición animal. Sin
embargo, lo que sucede no es el
enfrentamiento de toro con torero, sino un
animal contra el arsenal del torero. Éste
destruye y aniquila, en búsqueda de la
ansiada "inmortalidad" que consigue
efímeramente bajo el disfraz de la fama,
de salir por la puerta grande y de premiar
al diestro a merced de las orejas y/o la
cola de un pobre animal que ha sido el
fantoche en la farsa. Este arte no
construye ni da valor. Antes bien,
destruye todo lo enaltecedor del arte para
la vida humana.

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